viernes, 24 de abril de 2009

EL MOVIMIENTO SOCIAL DEL SUR: CASO ESPINAR
Elías Rojas Paredes

I

La prensa de la Derecha en los últimos días ha venido señalando la situación explosiva del sur del país. Que tiene un antes y un después a partir de la gesta de junio del 2002 en Arequipa. Desde allí se han venido presentado distintos movimientos que tienen como común denominador la articulación de reclamos dentro de un espacio geográfico limitado y con visiones de muy corto plazo. Esta fragmentación entrelazada con la reivindicación de solución inmediata, tiene raíces en aspiraciones que han devenido en históricas, en las cuales subyace proyectos de desarrollo que quedaron truncos, que en el subconsciente social e histórico la realización de los mismos solucionarían la postergación y la pobreza en que se encuentran. Su permanente agitación alimenta la solución de reivindicación inmediata, donde la sobrevivencia marca los tiempos de la lucha y la aceptación del modelo, es decir se enfrenta al modelo que ha impuesto el capitalismo, para legitimarlo con la aceptación de la negociación y la victoria parcial.

Esta contradicción entre ser un movimiento antisistemico y en el transcurso de su lucha legitimar al sistema, revela, necesariamente, los procesos de negación, en el que la acumulación de fuerzas en el terreno de las propuestas significara dar el salto al escenario político, donde tendrá sentido el contenido antisitemico en la propuesta societal. Solo así existirá correspondencia entre la representatividad política y el movimiento social. La clave de todo el proceso es como vertebrar la representación, debido a que el terreno de la estructura se encuentra, hoy más que antes, en permanente mutación, es decir, la inestabilidad con relación a la estructura productiva lleva a que el individuo sea varias personas trabajadoras en uno solo, en tiempos muy cortos.

Esta fragmentación, a diferencia de los países capitalistas del centro, se caracteriza no por el desarrollo de las fuerzas productivas, sino por la destrucción de las mismas, en un escenario de débil desarrollo del mercado interno. De allí que el trabajador multiplique sus estrategias de sobrevivencia, fortaleciendo reglas y normas que funcionan entre ellos, pero sobre todo con relación a otros: El achoramiento. Que de por sí, inhibe la capacidad de representarlos desde espacios clasemedieros, aparentemente “cultos” y revolucionarios, pero si articulables a partir de la ventaja transitoria de ellos pueden tener. Entonces no estamos ante una fragmentación madura fruto del desarrollo de las fuerzas productivas, del cual hablaba Gramsci, donde la pertenencia a la clase esta definida por el lugar que se ocupa en el proceso productivo. En el Perú la fragmentación es igualmente fruto del desarrollo capitalista, donde se prioriza la articulación de los espacios modernos con los centros mundiales, por lo cual la vertebración de una estructura productiva nacional deviene en inútil al capital y sus testaferros locales, se excluye abiertamente a la mayoría de peruanos y se condena al olvido a regiones enteras.

Tal situación lleva a comportamientos contradictorios, que son alimentados por concepciones ideológicas que provienen de su propia cosecha, el neoliberalismo y el fujimorismo. La relación achoramiento-individualismo-desconfianza, crea un terreno de competencia brutal, donde la capacidad de sobrevivir esta relacionada con la fuerza que puedes exhibir y la articulación a un centro de poder. Si bien en el pasado fue el compadrazgo el elemento articulador, ahora es la corrupción –que deviene en la única institución estable del país-, que retroalimenta esta relación. De allí que los que están fuera, que es la mayoría, transitan rápidamente a la radicalidad, son los que no están organizados, pero que se organizan fácilmente en momentos de lucha, se integran a la misma y son en realidad la columna vertebral del movimiento. Son producto directo de la globalización capitalista, es decir, los que son excluidos, que están fuera de los espacios articulados modernos a pesar de vivir en ellos. Esta radicalidad los hace inmune a la relación achoramiento-individualismo-desconfianza, no. Por el contrario actúan dentro de la misma, pero teniendo como base la sobrevivencia. Si bien su composición va desde los desocupados hasta los trabajadores que trabajan en sus casas, se los puede agrupar como proletarios.

En esta perspectiva los comportamientos contradictorios se presentan con mayor recurrencia en el espacio sindical. Los sindicatos que están vinculados a la gran empresa sean del sector publico y/o privado, tienen un comportamiento, generalmente en pro de la empresa y en contra de las reivindicaciones cívicas. No acompañan a las luchas de los pueblos, están al margen y en muchos casos el asunto no es con ellos. En igual lógica ha entrado el sindicato de Construcción civil, más que un sindicato hoy es una agencia de empleo, que utiliza la lucha social, su fuerza para terminar negociando puestos de trabajo para sus entornos cercanos, en contra de la plataforma que levanto y levanta el movimiento social. Otro estanco es la empleocracia publica, desde el trabajador del municipio al magisterio, son aún un sector que actúa y vive en la etapa preglobalización capitalista, confía en la fuerza del numero, en la costumbre que han desarrollado como norma de comportamiento en sus centros de trabajo y en como utilizan su lugar privilegiado para su sobrevivencia. En el fondo utilizan la organización para articularse a los centros de poder, actuando más como grupos de interés subordinados plenamente a la lógica del poder fáctico, donde se mide su presencia por la fuerza que muestras y tienes, lo que no implica que no se luche por demoler al otro, porque ese el terreno de la negociación. El telón de fondo, como se observa, no es otro que la relación ideológica del achoramiento-individualismo-desconfianza.

Un producto concreto, en el movimiento social de esta relación son: Los operadores del sistema. Es decir, las costras burocráticas –la aristocracia del movimiento social- que se convierten en intermediarios entre el sistema y la masa, es la que termina convirtiéndose en un verdadero tapón al movimiento social cívico en curso. Son los operadores que sirven para desarrollar la fragmentación organizativa del movimiento social, para fomentar confrontaciones, competir en radicalidad, buscan ser interlocutores validos y mantienen un vinculo estrecho con el poder. Su accionar no solo es en el movimiento social, sino que transitan libremente por diversos espacios, ya sean como actores centrales o simplemente como operadores, de allí que muchos de estos terminan “representado” a algunos sectores en los municipios, Gobierno Regionales, Parlamento y el Poder Ejecutivo. A diferencia de la Aristocracia Obrera que terminaba en una propuesta prosistema de carácter reformista, estos trabajan con el que mejor pague, no les interesa formular una propuesta política, en la verdadera acepción de la palabra, sino como siguen usufructuando del poder obtenido y como se mantiene en el tiempo. En realidad son la verdadera base del fujimorismo, en la medida que esto significa un mayor nivel de corrupción. Si el Fujimorismo no es capaz de darle ello, se corrompen gustosamente con otros y el que ofrece más hoy es el APRA. Como es evidente se constituyen en un cáncer del movimiento social si queremos avanzar hay que derrotarlos.

En tal escenario a irrumpido movimientos cívicos, que están más allá de la plataforma sindical, que por su trascendencia con la vida y el desarrollo, coloca y descoloca a los actores que integran el movimiento social, que al hacer un corte prospectivo encontraremos los que se oponen férreamente, los que se oponen pero dan respaldos principistas –clasistas- y los que se integran en la lucha. Las fuerzas que desatan son inmensamente más grandes que los reducidos espacios sindicales. Es el contenido patriótico el núcleo articulador, es decir el reconocimiento de la viabilidad del país y su forja de nación constituyen los elementos ideológicos confrontacionales con el neoliberalismo, sobre el gira todo el andamiaje antisistemico que desarrolla la masa en el debate mediático y de la calle.

II

Estos son los limites por donde transita el movimiento social. Estudiar la experiencia de Espinar a la luz de la experiencia acumulada en las luchas del sur, debe servirnos para iniciar un debate en la comprensión del movimiento social y el rol de los actores.

Una de las primeras cosas que debemos de conocer son las nuevas características de los movimientos sociales:

a) No tienen como columna vertebral del movimiento a los sindicatos y mucho menos a la clase obrera, se ha comprobado su escasa participación y en muchos casos han estado en contra.

b) El primer terreno de lucha es el de las ideas, donde el sentido común es el principal instrumento. Haberse introducido en el sentido común ciudadano garantiza la aceptación de la medida de lucha. Esta tiene dos componentes el convencimiento activo y el convencimiento pasivo, ambos son importantes, en la medida que legitima la huelga, el paro y/o la movilización, etc. Establece una retaguardia sólida y de rápida activación.

c) Es en este terreno donde la movilización es la principal palanca de la medida de lucha, su contundencia y firmeza es la garantía de la paralización de la ciudad.

d) Su contenido cívico y antisistemico son el contenido del discurso de las masas, que tienen como columna a los desocupados y los trabajadores de los servicios, es decir, los proletarios.

e) Se desenvuelven en espacios distintos. La lucha de los trabajadores de la empleocracia publica y de los sindicatos privados en comparación a la lucha cívica y antisitemica, es conservadora y prosistema. Son todavía las luchas de la etapa preglobalización

f) Se encuadran dentro de la globalización, estas tienen manejo de información y comunicación que les permite articular un discurso distinto a lo tradicional y a los partidos, de allí que exista una aparente espontaneidad.

g) Siendo cívicos y antisistemicos no tienen una alternativa distinta y no han podido construir una. Ven con desconfianza a la izquierda, en la medida que tienen una percepción de que esta ha hecho muchas concesiones al sistema. No como opción política, sino como practica de sus militantes.

h) Solo adquieren el contenido cívico y antisistemico cuando han logrado derrotar a los operadores del sistema en el tejido social, es decir las dirigencias que se articulan al sistema como mediadores entre el poder y la masa.

III

El caso de Espinar es importante analizarlo en la medida que aquí han confluido las estrategias de distintos sectores: la empresa transnacional que busca introducir el tema de la responsabilidad social de la empresa, las Ongs que diseñaron una propuesta de visión compartida, de consenso donde desaparece los conceptos de explotación, dominación y saqueo, el gobierno que vio allí una alternativa a vigilar pero no a replicar, las transnacionales que buscaban echarse abajo dicho modelo de responsabilidad social de la empresa por otra que combine represión con dadiva, los operadores del sistema que se articularon al poder de la empresa minera y finalmente un movimiento social que busca ampliar lo obtenido y ser parte de las ganancias de la empresa.

EL FRACASO DE LA VISION COMPARTIDA.- los cultores de las teorías de la transición democrática, de la democracia participativa y del consenso. Encontraron en el convenio firmado por la sociedad civil (37 organizaciones) y la empresa BHP Billinton Tintaya la solución a los problemas que implica la operación de una mina. Resolver, entonces, el rol de la empresa minera en el desarrollo sustentable de la localidad en donde opera, dejando su condición sine qua nom de ser una economía de enclave para pasar a ser el eje articulador del desarrollo productivo de su entorno. Eliminando de esta forma la contradicción empresa minera-pueblo. Así se busca empoderar a la sociedad civil para que asuma un rol activo en dicha relación, para lo cual se elimina la visión de desarrollo a partir de entender que la mina esta en la obligación de tributar, de dar canon minero y regalías para financiar el desarrollo del lugar, lo que implica que el sentido común esta basado en que la empresa minera tiene una relación de explotación, dominio y poder. Para ser cambiado por otro que entiende que tanto la población como la mina tienen iguales intereses en el desarrollo del lugar, que de mantener una relación de fuerza y confrontación han pasado a ser aliados estratégicos, por tanto se supedita el desarrollo de Espinar a lo que le pase a la mina y lo que esta empresa transnacional decida. Esta visión desarrollada por la ONGs no modifica la relación de explotación, dominio y poder, por el contrario lo coloco en otro escenario que facilita articular mejor los intereses de los poderes locales, los caudillos politiqueros y los operadores del sistema. Bajo este modelo se elimina la contradicción empresa-pueblo, por tanto la intervención del Estado y de la Política, que tiene a sus principales actores a los Partido Políticos. Para negociar en una democratización mayor, en representación propia los intereses del desarrollo de Espinar sin tener una visión de la misma, sobreponiendo los intereses de las ONGs como el discurso valido, que castra la independencia del movimiento, sus intereses políticos por asumir los intereses de la empresa, buscando que sean validos para todos. El rol adormecedor de las ONGs que buscan remplazar al partido político, fracasa. Tal es así que el modelo de exportación de la responsabilidad social de la empresa minera tendrá que buscar otra forma de someter a su periferia campesina a sus intereses.

LA ARTICULACIÓN AL PODER Y DEMOCRACIA.- se presento el acuerdo empresa-pueblo como fruto de la democracia participativa, que para llegar a tal acuerdo se movilizo la sociedad civil, comunidades campesinas, gremios, etc. para que decida el contenido del convenio. No se ponen de acuerdo si fueron dos años o solo ocho meses de talleres, foros y consultas para llegar a definir el contenido, además de los encargados de operar dicho convenio. Lo que aparentemente significo una victoria para el pueblo de Espinar, en realidad sola fue movido e impulsado por organizaciones que tienen como dirigencia a operadores del sistema, que vieron en la implementación del acuerdo la oportunidad de hacer buenos negocios por la posición privilegiada en que se encontraban. Sobre esta se montan los poderes locales y caciques politiqueros. El convenio en uno de sus puntos otorga preferencia a los que viven en Espinar, para que sean sus proveedores, contratistas que le den servicios, etc. En realidad, lo que aparece como una bella declaratoria termina en la articulación de los señalados al poder de la empresa. Así los poderes locales implementan empresas pequeñas, en los cuales en muchos de los casos solos son testaferros. El alcalde y otras autoridades viven de la obra que le hace la empresa producto de sus gestiones, que no va más allá de una limosna, que sin embargo les garantiza la próxima reelección y su estabilidad económica, por decirlo de una forma. Esto se expresa mucho más cuando se pretende definir la visión de desarrollo de Espinar, el cual no es producto de la movilización del pueblo a través de la democracia participativa, sino de la contratación de un grupo de técnicos, que son los que llevaran los planes y proyectos a ser implementados. Como se podrá apreciar, la democracia implementada termino excluyendo al principal actor: el pueblo, para ser entregados a la voracidad de grupos de poder que se articulan al gran poder de la empresa transnacional, de allí que se observe la perdida de representatividad y legitimidad de los que negociaron y firmaron dicho acuerdo.

LA RUPTURA DEL DIQUE.- el andamiaje montado por la empresa, las ONGs y los operadores del sistema, tiene como elemento central el consenso de intereses. Dicho consenso es alimentado en la base por los operadores del sistema, que presentan el acuerdo marco como una victoria que va a beneficiar directamente a todos. En los hechos la articulación empresa y los poderes locales, se convierte en el núcleo que garantiza la operativización del acuerdo marco dentro de los criterios de la empresa, repartiendo sus ventajas en función de la presencia real de los poderes locales. Por tanto, se convierten en interlocutores, intermediarios y operadores de los recursos que son fruto del acuerdo marco, obligando al resto del pueblo a recurrir a ellos, siendo los depositarios de las ventajas. Es esta practica la que deviene muy rápidamente en ilegitima, que no representa al resto de la población. Pero además se agrega un elemento que va estar siempre presente en la lucha social: la dimensión mundial. Las fabulosas ganancias de la empresa minera, más allá del compromiso adquirido, no se reflejan en el incremento del aporte, sino que se mantienen en los montos preestablecidos. El conocimiento del incremento del precio del cobre y otros metales que extraen de la mina, genera una percepción de extrema bonanza de la empresa minera y de nulo gozo de la misma en el pueblo de Espinar. Pero además esta situación favorable a los precios de los metales, permite comprender mejor que no existe intereses comunes y no son aliados estratégicos, en la medida que la empresa tiene clara la relación explotación-dominio-poder, que se expresa por la forma que se articula con los poderes locales y como defiende sus ganancias. Estas condiciones permiten romper el dique para dar paso a un movimiento cívico, que integra e involucra a aquellos sectores que dicen estuvieron en la firma del acuerdo con la empresa minera. La ruptura del dique significa la derrota en el movimiento social de los operadores del sistema y la afirmación de un nuevo liderazgo. Su contenido antisistemico aún no trasciende lo reivindicativo, pero le permite tener coherencia en el momento de la lucha y de la negociación.

IV

Es una verdad de Perogrullo que el movimiento social requiere de conducción política, el asunto es si nos acercamos al movimiento social desde una perspectiva setentera, con una concepción espontaneista y esencialmente reivindicacionista, o optamos el camino del nuevo curso, que nos permitirá tener una visión desde la construcción del poder. Los movimientos cívicos que surgen a lo largo y ancho del país requieren ser asumidos como la base social de la construcción de un nuevo poder. Por lo cual la izquierda si los quiere representar tiene que asumir consecuentemente su contenido antisistemico y su vocación de cambio, que se traduce en esa capacidad de resolver problemas para hoy. El desencuentro entre izquierda y estos movimientos sociales se encuentra en la incapacidad de la izquierda para presentarse como organizaciones políticas que sean capaces de gestionar el poder, donde el resolver problemas viene a constituir el núcleo de esa gestión de poder.

Entrar a la lucha ideológica para demoler la relación achoramiento-individualismo-desconfianza, que tiene como base la sobrevivencia, solo es posible a partir de la percepción que significa el achoramiento, en la medida que tiene como cimiento la voluntad de cambio y la capacidad de resolver problemas, el cual transita por vías individuales y colectivas de forma indistinta. Esta dimensión se observa cuando resumimos las lecciones de la lucha cívica. La capacidad de articulación y la creatividad en la lucha, permite ver su rol de dar dirección donde no llega la organización creada, de instrumentalizar tareas y de ir más allá en la definición de consignas. Son los que dan fortaleza al sentido común ciudadano en el momento de la lucha, y son los que arriesgan más a la hora del enfrentamiento.

Esta es una de las nuevas características del movimiento social, su contenido cívico que ha ido adquiriendo mayor presencia ya sea por su plataforma de lucha y/o su expresión viva en la calle. Se desenvuelve en el terreno de las ideas, se enfrenta al sistema con los instrumentos teóricos y prácticos que tiene a la mano. Su destino esta atado irremediablemente al Perú, de allí que busca su realización a través de la realización del país. Lo preocupante para la izquierda es que no estamos es sus planes, en la medida que venimos de atrás y no somos el producto de este tipo de acumulación, es decir no somos la representación política del movimiento
cívico. Debemos serlo esa es la tarea.

SUR DEL PERU 5 DE JUNIO DEL 2005

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