martes, 5 de mayo de 2009

LA UNIDAD DE LA IZQUIERDA Y EL MOVIMIENTO SOCIAL

LA UNIDAD DE LA IZQUIERDA Y EL MOVIMIENTO SOCIAL

ELIAS ROJAS PAREDES

I. TRANSITANDO POR LO MISMOS PROBLEMAS ¿SERA LA MISMA PIEDRA?


El MNI en todos sus congresos a prestado especial atención al trabajo de frente único, dentro de ello se encuentra el trabajo en el Frente Político. La conformación del Frente Amplio de Izquierda represento la culminación de un trabajo que estuvo y esta marcado por lo que el II Congreso del MNI ha definido “de fundamental importancia política y revolucionaria. Sin unidad consolidada y expandida constantemente, no hay garantía de éxito duradero y estratégico”. Por tanto se planteo como objetivo “construir un espacio de izquierda popular y socialista, que en lo posible trascienda lo electoral”. (II Congreso MNI)

Se partió de reconocer las potencialidades y limitaciones, dentro de los primeros se valoro su perspectiva estratégica, que tiene como destino el socialismo. En cuanto a los segundos, se analizaron estas para ser enfrentadas con éxito, así garantizar cimientos sólidos para trascender lo coyuntural. Se busco ir mas allá del corto plazo, logrando tener un compromiso de forjar la unidad de la izquierda como un proyecto estratégico, es segundo lugar se definió forjar una opción electoral de izquierda, que sea amplio, que abarque hasta la centro izquierda y al nacionalismo.

Igualmente se busco marcar a fuego la tradición sectaria y autoritaria que aún subsisten en la izquierda, a partir de forjar una nueva cultura basada en la confianza, el respeto a los acuerdos. Partiendo de la necesidad de establecer un nuevo aprendizaje en el trato entre los partidos de izquierda. Con la finalidad de ir sentando las bases en el proyecto estratégico, que por lo menos en el papel todos están de acuerdo.

Al igual de Izquierda Unida, lo principal no es la definición programática, estratégica, sino los candidatos. Se llega a esta situación por no actuar dentro de un plan institucionalizado, lo que no implica que no exista plan, estos existieron. Es decir, cada partido, hasta cada candidato tenía su propio plan, que al final la suma de estas voluntades dispersas concordaban de allí que se impusieran. Por un lado se busco llegar hasta el último momento para forzar un escenario de negociación, cosa que se logro, donde la participación electoral interna resulto una simple parodia que reafirmaba los que la negociación había establecido. Ante la inexistencia de reglas claras que fomenten la participación y la elección del mejor cuadro, se termino recurriendo a los conocidos, lo que consolidaba los apetitos electorales de cada candidato. Lo que termino reduciendo la perspectiva de la organización, donde ni siquiera se ha utilizado el proceso electoral como la presentación de nuevos cuadros a la lucha política.

Esta forma de construir el frente político, termina reduciéndose solo a la unidad de los partidos de izquierda, es decir la unidad comienza y termina con la izquierda. No por que no se quiera ampliar mucho más el espacio de la unidad, sino porque la definición estratégica termina marcando el comportamiento y las fronteras, que al final devienen en el parte aguas de una unidad mayor. Con esta perspectiva decidimos a priori ser marginales y desenvolvernos dentro de una tradición política que ha mostrado sus límites y hasta fracasos. En el fondo existe una subordinación ideológica – política a la racionalidad de una democracia de mercado, que actúa dentro de la posibilidad del azar, donde el candidato y el discurso puede empatar con el sentimiento ciudadano, para convertirse en una alternativa, de allí que se cierre los espacios de la unidad y de la renovación. En suma viejas prácticas articuladas a la racionalidad del sistema.

“el problema consiste en que en esa estrategia predomina una visión cortoplacista más vinculada a los intereses institucionales partidarios que a los del movimiento social. (Cabieses, Manuel Revista Punto Final).

La izquierda realmente existente en el Perú es una suma de rótulos, lo que terminan convirtiendo los intereses como partido en una caricatura, es decir institucionalmente no existen como partido, siendo solo una suma de voluntades para ser candidatos. A esto hay que agregarle que su ligazón con el movimiento social es muy reducido por no decir insignificante, donde se representa lo que queda del movimiento social construido durante la década del ‘60 y del ‘70, siendo incapaces de representar el movimiento social que surge desde los ’90. De allí que el cortoplacismo este ligado a la posibilidad de sacarse la tinka. Con partidos y dirigentes de estas características es poco probable que se avance en la construcción de un espacio de izquierda. Se puede concluir que seguir reproduciendo lo mismo, esa tradición de cómo forjar la unidad de la izquierda ha fracasado y llegado a su final.

Otro ámbito donde se demuestra el fracaso de esta forma de trabajo en la forja de la unidad de izquierda, esta en que nunca han puesto en el centro de la estrategia: el poder. Es decir la construcción de ese poder y como esta se demuestra en los organismos que se dirigen, lo que significa no solo tener un referente en los hechos políticos propios del país, sino además como se contrapone al sistema, es decir como se es antisistemico desde la base social, generando una nueva cultura y una nueva racionalidad, que demuestra el éxito y la eficiencia del ejercicio del poder por el pueblo. En esto queda claro que las practicas de camarilla, de sustitución de las masas por asesores y/o dirigentes partidarios y de manejos corruptos terminan mostrándonos como iguales con las clases dominantes. Lo que significa que no nos ven como una opción renovadora, nueva, sino como parte del sistema. Esto debe acabar para dar paso a poner en el centro de todo el trabajo la construcción del poder y ser eficiente en su ejercicio.

Entonces la construcción del frente político, debe significar romper con esta práctica que ha devenido en un fracaso, que ha terminado corroyendo las bases para el encuentro de la izquierda con el movimiento social. Cierto, pareciese que tropezamos con la misma piedra, pero solo se parece por que esta ha ido adquiriendo cada vez más el rostro de ser plenamente funcional al sistema capitalista.

II. GRAN UNIDAD PARA UN GRAN CAMBIO


“Quienes optamos por el cambio de rumbo, que termine con siglos de atraso, pobreza, exclusión, concentración de la riqueza y dependencia; por una patria desarrollada y soberana, con democracia participativa, justicia social, moralmente regenerada, estamos ante el imperativo de sumar fuerzas y construir una oposición política y social como alternativa radical al proyecto neoliberal desnacionalizador y excluyente”. (Pronunciamiento del MNI Oct. 2006). Así define el pronunciamiento del Comité Ejecutivo Nacional el objetivo del trabajo del frente político. Lo que significa un cambio radical en cuanto a entender el trabajo por la unidad, ampliando la misma a quienes se encuentran por la opción del cambio, es decir una unidad de todos los sectores antineoliberales, que no son necesariamente socialistas.

El viraje tiene como sustento por lo menos dos componentes: el primero, la polarización política como resultado directo de los procesos electorales de abril y de noviembre. Lo que ha generado temor de la clase dominante, por lo cual cierra filas en si mismo, como detrás del gobierno de Alan García. Además ha establecido una estrategia que le permita destruir la posibilidad del surgimiento de una alternativa popular de contenido nacionalista y de izquierda. El segundo componente tiene que ver con la táctica general del nuevo curso, que establece un programa democrático nacional que marca el contenido de la unidad para el periodo, lo que no significa una unidad entre los que piensan igual en términos ideológicos sino en términos programáticos. Haber recuperado esta perspectiva permite comprender la insurgencia de las masas en las urnas y su presencia vigorosa en las provincias del Perú, con ello se abre las puertas a la posibilidad de ser gobierno. Esto significa que se establece en el centro de la política la lucha por el poder, lo que reconfigura todo el comportamiento político no solo de los partidos y frentes políticos que se construyan, sino además de las masas y sus organizaciones.

En estos últimos meses la clase dominante ha vertebrado una estrategia que apunta a destruir el surgimiento de toda oposición. Si bien se mantiene la tendencia que configuraron los resultados electorales, su ofensiva a demostrado que las organizaciones sociales y políticas que podían (o pueden) construir una alternativa política, son débiles y que son fácilmente desarticularlos. Lo que los ha llevado al terreno de avanzar en la implementación de las reformas estructurales del fracasado Consenso de Washington. Sin embargo el movimiento social ha venido dando una respuesta a la propuesta política del García. Lo que aparecía controlado por la ofensiva de la campaña de la superconvivencia se ha tornado en preocupación. Tal es así que se exige a Alan García que adopte una política de control social fuerte y drástica, que tenga como eje la criminalización de la protesta social donde se ponga en ejecución las normas legales que se han dado para esos fines. Hay que defender la democracia es el grito de guerra, para ello se debe garantizar la estabilidad política del régimen, rechazar todo intento cuestionador en la medida que afecta directamente sus intereses. Se busca infundir miedo mediante la represión, se levanta nuevamente al senderismo y se busca desarticular al movimiento social.

Desde esta perspectiva “la unidad de las izquierdas, el nacionalismo y el progresismo deviene así en la gran tarea estratégica a construir sobre la base de una plataforma común de contenido nacionalista, de justicia social y regeneración moral, alternativo al neoliberalismo…” (Alberto Moreno PR Nº 167). Por tanto esta deviene en la gran tarea de construir un frente político que permita unir a estos amplios sectores y la responsabilidad que tenemos es de orden estratégico.


III. HERRAMIENTAS PARA LA CONSTRUCCIÓN DE LA UNIDAD

La conformación de una gran unidad para necesariamente por la construcción de las fuerzas del cambio. Esto significa que debemos marcar a fuego los errores que se han cometido en el pasado, sobre todo esas viejas prácticas articuladas a la racionalidad del sistema capitalista. Es probable que esta pueda ser enfrentada mejor por la lejanía del proceso electoral, sin embargo haber planteado esta estrategia también significa haber adelantado los apetitos electorales. De allí la importancia de marcar a fuego y tener una critica fuerte y sostenida a esta tendencia.

Un segundo elemento tiene que ver con comprender mejor al movimiento social marcado por el predominio del neoliberalismo, que surge a partir de los años ’90. Debemos decir que nos es suficiente partir de que el neoliberalismo ha afectado directamente a diversos sectores sociales, en realidad si nos quedamos allí las bases de la unidad son bastantes endebles, por que el verdadero sustento de la democracia de mercado esta en haber ganado la hegemonía ideológica, lo que significa una nueva repolitización de las masas de acuerdo a sus intereses. No nos olvidemos rechazar la política es un comportamiento político. Entonces avanzar en la comprensión del movimiento social es el primer paso para recuperar el rol de la unidad como representación legitima de los intereses del movimiento social, donde los intereses de los partidos se subordinan a estos. Lo que quiere decir que debemos construir el sujeto social y político, teniendo pues un rol de primer orden en centralizar el movimiento social desde la base y de romper el cerco de la criminalización de la protesta social. Además se debe impulsar en lo social practicas antisistemicas que permitan ir construyendo una racionalidad de forjar un nuevo poder, esto solo se puede hacer desde fuera de la institucionalidad capitalista. Solo para mencionar un ejemplo no hay nada más antisistemico que la solidaridad.

Establecido el marco pasemos a detallar algunas herramientas para la construcción de la unidad de la izquierda, el nacionalismo y los progresistas.

3.1 tener conciencia de la necesidad de la unidad

En realidad esta viene a constituir la puerta de entrada de la batalla de las ideas, a partir de aquí se debe vertebrar las fuerzas del cambio. Por lo tanto los primeros que debemos estar convencidos de esta necesidad son los militantes del MNI, para avanzar en convencer a las masas de esta necesidad. Llegar a lo que señalo Mariategui: “las masas reclaman la unidad. Las masas quieren fe. Y, por eso su alma rechaza la voz corrosiva, disolvente y pesimista de los que niegan y de los que dudan, y busca la voz optimista, cordial, juvenil y fecunda de los que afirmas y de los que creen” (JC Mariategui 1de mayo el frente único).

Para ello no debe caber la menor duda que se debe romper con el pesimismo y la desconfianza, que vienen a constituir un lastre que se alimenta de las prácticas del pasado, que son la expresión de la derrota ideológica ante el neoliberalismo. Esto significa que tenemos que combatir los mismos a partir de lo que establece Mariategui.

3.2 unidad en todos los ámbitos

La unidad de la fuerzas del cambio tiene que darse en todos los terrenos, lo político es la vertebración de los liderazgos y el programa, lo sindical debe significar actuar en correspondencia, donde se limpie a las costras sindicales para dar paso a la renovación y con ello el funcionamiento del frente único, además recuperar el protagonismo en el escenario político social, en la medida que son un sector organizado debe abrir su representación a otros sectores, que permita la articulación del movimiento social para traducirse en organización. El lo popular-social, que se convierte en un espacio importante por que aquí esta la mayoría de los trabajadores. Su organización se traduce siempre en una organización tipo frente, que ahora esta marcado por la reproducción de perniciosas prácticas sindicales, donde terminan teniendo una representación indirecta. Debemos entender que este es uno de los sectores más dinámicos, se moviliza en los momentos oportunos, irrumpe con una fuerza mucho mayor que lo sindical, rápidamente transita a la radicalidad y de allí a los hechos. Su participación tiene un contenido patriótico producto directo de su oposición a la globalización neoliberal. Aquí esta la base social más importante del frente político a construir.

3.3 partidos fuertes con presencia social y política

Si bien todos los sectores son bienvenidos, se debe evitar la representación igual de los partidos, esto ha demostrados ser un instrumento de las viejas practicas sujetas a dominio del sistema. Todos participan pero no todos valen igual. De la misma forma hay que acabar con ello de que yo dirijo a tal o cual sindicato y/o federación o central sindical o popular, ya sabemos que esto en términos políticos no vale nada. Ahora esta gran unidad es un espacio para la lucha sana por la hegemonía, lo que implica que el frente sirve también para fortalecer los partidos, fortalecer su trabajo en las masas y representar políticamente a las mismas. En suma partidos fuertes son la garantía de una gran unidad y esta gran unidad es la garantía para la vigencia, enraizamiento en las masas y un mayor protagonismo político.

3.4 Democracia, reglas y participación interna

La democracia en su contenido es la conquista del bienestar, de allí que esta sea representada por la mayoría, donde el ciudadano es conciente de su decisión, que lo demuestra con su participación activa tanto en el proceso como en la ejecución, lo que representa el ejerció de los derechos y los deberes. Entenderlo fraccionado y reducir la democracia solo a un procedimiento termina entendiendo a la misma como un conjunto de reglas que terminan solo con el acto de votar, lo que constituye la construcción neoliberal de una democracia de mercado, donde la mayoría es construida solo para ese acto, producto directo de técnicas de marketing que consiguen triunfos pero no representatividad ni legitimidad. Es allí donde las encuestas juegan el rol de llenar el vació mediante la sensación de que esa mayoría se mantiene.

Desde esa perspectiva el contenido democrático de esta gran unidad esta marcado por ser antiimperialista, antimonopolico, antioligarquico y profundamente democrática. La izquierda española lo define así:
- antiimperialista: a) por que los centros de decisorios más inmediatos son la prolongación de los internacionales, b) por la dependencia y sumisión a los procesos de globalización con lo que los intereses populares pasas a una última barrera, c) por internacionalismo y solidaridad concibiendo que un avance o un retroceso lo es para todos.
- Antimonopolista y antioligarquico: porque hoy mas que nunca se demuestra que el Estado esta al servicio de esos sectores concretos de la burguesía, no de toda la burguesía.
- Profundamente democrático: el objetivo es provocar cambios profundos en la estructura del Estado; de las formas efectivas de participación directa del movimiento social en los asuntos políticos, económicos, sociales, culturales y de intervención ciudadana; del acceso a la enseñanza, a la información y a los medios de comunicación de masas; del modo de recaudación y distribución de los impuestos, del despilfarro de la fuerza de trabajo y de las capacidades creativas del hombre; de los bienes; y, de los bienes de consumo creados por el hombre.

Entonces tal contenido democrático, significa que la organización, las reglas y la participación de la militancia de esta gran unidad tiene que estar en correspondencia con estos grandes objetivos. Por tanto debe ser una organización que refleje la pluralidad, que propicie la participación y que sus reglas sean institucionalizadas. Si bien s importante que se pongan de acuerdo los partidos que participan eso no debe significar que se corte el debate, el surgimiento de nuevos liderazgos, el respeto por las minorías. No nos olvidemos que se trata de representar intereses del movimiento social, por tanto el ser mayoría dentro del frente no necesariamente concuerda con esa representación sino con intereses de partido, que en mucho de los casos son solo intereses electorales de unos cuantos.

3.5 la organización

No debe caber duda que establecer un ambiente de confianza se convierte en un elemento de enorme trascendencia. Asimismo la actividad firme de los más comprometidos se convierte en la locomotora que hace avanzar a las masas hacia la unidad, convirtiendo esta actividad en lo embrionario del frente, que sea un referente político y que el movimiento social vea que se abre un camino distinto, creíble que genera la certidumbre de la fe.

La confianza solo se puede construir a partir de los hechos, solo el trabajo en conjunto debe permitir generar esa confianza, la experiencia del Comité Cívico por la Democracia es un buen ejemplo, en la medida que las tareas se convirtieron en una espacio de conocimiento, de rompimiento con los esteriotipos construidos por una tradición de rupturas y excomuniones. Por tanto el escenario privilegiado esta en la base donde la practica unitaria debe consolidarse, además allí residirá su fuerza y su solidez, en la medida que será la garantía de permanencia de la estabilidad organizativa y la neutralización de tendencias centrifugas.

Esta gran unidad debe reconocer los partidos que la integran, su alianza política debe ser entendida como un requisito necesario, pero no fundamental. Lo fundamental es la representación del movimiento social, por tanto el frente es la integración factica de ese movimiento social. Lo que significa que si bien existen partidos, es mas deben ser reconocidos, la integración al frente debe ser individual, esto no niega la participación partidaria sino que es un reconocimiento de igualdad, importante para mantener la pluralidad y la participación.

Finalmente la organización no se hace en el aire, esta parte de la existencia de un programa y/o plataforma. Este instrumento no es una formalidad sino un elemento activo que permite tener una referencia común, que los une en el cumplimiento de las tareas y en conseguir los objetivos.

3.6 Forjar una nueva cultura de izquierda

Todo ello estaría vacío sino se forja una cultura de izquierda nueva. La que tenemos hasta hoy es el resultado directo de lo que significo la izquierda en la década del ’60 y del ’70, desnaturalizado y pervertido por la derrota ideológica ante el neoliberalismo. Es verdad que hay que ser continuidad, pero igualmente debemos de ser ruptura. Es importante construir una nueva cultura, que signifique recrear el clasismo como forma que permita una mayor integración de saberes populares, ya no solo de la tradición obrera sino de la amplia diversidad del movimiento social. Que permita avanzar en convertirse en sentido común ciudadano.

Arequipa abril 2007

Nota: el presente documento fue preparado como la moción central para el congreso del MNI de Arequipa, que no se llevo a cabo.