viernes, 24 de abril de 2009

CONSTRUIR UNA ORGANIZACIÓN SINDICAL AL SERVICIO DEL PUEBLO
Elías Rojas Paredes

I. TENER CLARO LA ESTRATEGIA DE LA CLASE DOMINANTE

En los últimos meses hemos asistido a una ofensiva muy fuerte por parte de los defensores del sistema capitalista. Esta no solo ha puesto al descubierto nuestras debilidades, sino también la estrategia que ejecutan para destruir toda oposición sea social y/o política. En esta existe dos percepciones que parten básicamente del comportamiento del principal operador político: Alan García. Para unos la aplicación de las políticas es producto de los improntas del momento y que no tienen un plan concreto que seguir, por tanto la respuesta a estas medidas producto de la improvisación se desenvuelven en el terreno de la formalidad y de los modales democráticos. Tienen como telón de fondo la defensa de la institucionalidad y de las reglas de convivencia, que dan la apariencia de tener un soporte solidó y fuerte para detener los improntas del Presidente. Una segunda percepción es que aquí no existen improntas ni medidas improvisadas, por el contrario se tiene un plan que ejecutar. Por tanto el comportamiento del operador político actúa en correspondencia al mismo, tiene la virtud de presentar la medida en base a su capital político, definiendo con ello la partitura que seguirán los medios de comunicación, los escribas de turno, los socios políticos y los empresarios. Por tanto aquí no existen reglas institucionalizadas, estas se inventan de acuerdo a sus necesidades, que se legitimizan en el espacio mediático, imponiendo bajo este mecanismo su iniciativa política, determinado con ello la vulnerabilidad del oponente.

Visto los resultados políticos de la lucha solo podemos llegar a la conclusión: no se puede enfrentar la política de la superconvivencia con formas institucionales del sistema. Si bien hay que recurrir a ellas estas demuestran ser insuficientes para acometer la defensa de derechos, requiere por tanto recurrir a la democracia que tengan como eje la participación, la unidad y el protagonismo social como construcción de la justicia social, hecho que de por si es antisistemico en la medida que es atravesada por una concepción y practica de solidaridad. Es la solidaridad la que se convierte por tanto en el principal instrumento de lucha, es el soporte de la democracia sindical y la base para conseguir la justicia social. Entonces, ser antisistemico es ser solidario en la medida que se opone como alternativa al individualismo.

1.1 Democracia: Formas o contenidos

Desde la derecha más recalcitrante hasta el senderismo traidor, pasando por los caviares, sostienen a una sola voz que el SUTEP debe democratizarse, por tanto la democracia significa “un maestro un voto”, con lo que sostienen se producirá la legitimación del Sindicato y la renovación de los cuadros dirigentes. Es más según sus estudios solo el 13% reconocen a la dirigencia, lo que indica una crisis de representación de una dirigencia que no quiere perder sus privilegios que les brinda el control burocrático (Lynch). Lo que en los hechos significa que no existe democracia en el SUTEP, convirtiendo el mecanismo eleccionario en el instrumento para la derrota del “pensamiento arcaico”, es decir ese solo hecho significaría la modernización del sindicato, en la medida que se estaría ante una representación que concordaría con la institucionalidad vigente, a la que se tiene la obligación de defender y consolidar.

Alejandro Miró Quesada C. tiene la virtud de presentar con mayor claridad lo que odian de la democracia implementada en el SUTEP, es así que proponen que se debe “impulsar la norma para nombrar a los dirigentes en elecciones realmente democráticas –un maestro un voto- y no como es hoy, por distritos electorales, que facilitan la politización de la institución” (subrayo nuestro).

Tal es la propuesta, que esconde bajo sus formas el verdadero contenido político e ideológico, que busca construir una organización que responda a los intereses del sistema político, por tanto que actué dentro de su institucionalidad, contribuyendo a la busca de consensos. Esta es su perspectiva moderna. Por ello señalan que propiciar luchas desde una perspectiva clasista no contribuye al fortalecimiento de la democracia, en la medida que busca la destrucción del sistema, demostrando con ello que no se tiene un compromiso con el sistema democrático. Ahora sostienen que esta perspectiva corresponde a un periodo de guerra fría, que tiene un basamento ideológico que ha demostrado su fracaso y que el comportamiento de la dirigencia ha devenido en la exacerbación del clientelismo. Como se puede observar terminan desvinculando a la democracia de su contexto societal, de las contradicciones y los antagonismos, de la correlación de fuerzas y de quien tiene el poder, como lo ejercen y para quien (Sacca 2006), y, además caen en la adjetivización como argumento, en la medida que no han podido demostrar que el funcionamiento de la institucionalidad y el consenso han resuelto los problemas sociales.

Otro elemento que esconden es la relación entre el contenido de la democracia y la forma de la misma. Es claro que para la derecha la democracia termina siendo solo un procedimiento eleccionario, mediante el cual se convoca cada cierto tiempo los electores. Entender la democracia solo como un procedimiento significa que se esta interesado en la construcción de una democracia de mercado, es decir, la mejor forma de destruir una organización sindical de alcance nacional y de gran numero de afiliados es precisamente introducir el pensamiento que la democracia es solo forma. Por tanto, en esta democracia de mercado que se pretende introducir en el sindicato el elemento de legitimidad no es el voto del maestro, sino la campaña electoral, la persuasión en base al marketing político y cuanto de dinero se tiene. Desde esa perspectiva la plataforma pasa a convertirse en promesa, y las promesas se transforman en desecho en la medida que se vincule al poder. La democracia de mercado implica que no se tiene ningún compromiso con la base, en la medida que esta no existe, sino con el elector-profesor que es plenamente individualizado del resto, por tanto la relación de solidaridad desaparece para dar rienda suelta al individualismo y la competencia. Con ello se termina por destruir la politización y ciudadanización del profesor perdiendo con ello el protagonismo de la participación en la toma de decisiones, en la medida que se ha transferido la representación mediante el voto, perdiendo poder. Finalmente en esta democracia de mercado se tiene como correlato de lo anterior la conformación de un nuevo tipo de grupo de presión, plenamente articulado al poder que se ira convirtiendo paulatinamente en la prolongación del mismo, a partir de la legitimidad mediática con la que contaran.

La construcción de la democracia sindical no puede partir solo de las formas, eso implicaría una grave concesión. Dos elementos deben ser tomados en cuenta: primero ¿para que se organiza el sindicato? Y, segundo el contexto en que se va a desenvolver el sindicato. Lo primero es bastante obvio, es sindicato es una organización de solidaridad, para tener poder –no nos olvidemos el único poder que tienen los trabajadores es su organización- para ampliar y defender derechos, determinando con ello el contenido de la organización. Lo segundo impone estudiar y conocer el contexto societal, lo cual va a determinar la forma de la organización sindical.

El comercio reconoce que uno de los elementos peligrosos de la democracia sindical del SUTEP es la organización en “distritos electorales”, lo que implica que la democracia fluye a través de la organización en la medida que esta garantiza el objetivo: lograr la justicia social conquistando el bienestar para sus integrantes. Entonces el objetivo de la democracia sindical es la conquista del bienestar para sus integrantes, su forma se traducirá en la participación, por tanto para participar tiene que ser parte del problema lo que implica emitir opinión, lo que significa tener información integral acerca del mismo, para tomar decisiones, criticar, revocar y ejecutar los mandatos que se adopten. Por tanto el hecho de elegir dirigentes no implica la perdida del poder, sino su fortalecimiento, convirtiendo al dirigente en operador de las bases, pero además le impone al dirigente la obligación de asumir la conducción, no solo de las decisiones que adoptan las bases, sino de su capacidad de establecer orientaciones, definir políticas y mantener la dirección y organización del sindicato.

Visto así, los elementos primordiales que hay que mantener, fortalecer y recrear es la organización y la politización, estos son los pilares sobre las que va a desarrollar la democracia sindical. Ahora el hecho de establecer como uno de los pilares la organización implica persé adoptar formas de democracia que actué en correspondencia, es decir como la base no pierde el poder, sea en el mecanismo de elección indirecta o sea la elección directa. En la primera el control sobre la dirigencia es un hecho demostrable, en el segundo se debe establecer mecanismos que impidan la autonomización, donde la elección no escapa a los criterios de la organización, por tanto sigue siendo la base la fuente del poder y no la individualización del profesor, se mantiene la relación base – dirigencia, siendo el elemento central de representación y legitimidad la correspondencia de esa relación, por tanto los mecanismos de revocatoria no están supeditados al proceso plebiscitario, sino a la decisión de las bases.

En la medida que se es una organización sindical, las decisiones de basan en la forma de organización, estableciendo como forma de dirección la decisión de la mayoría con el acatamiento disciplinado de la minoría. Por tanto la asamblea, el plenario, el congreso siguen siendo herramientas importantes para la definición de políticas, los candidatos no definen nada, es el congreso quien define la política, no olvidemos que el poder sigue siendo de la base, en ese sentido la plataforma es lo que ha acordado el congreso, con lo que se cierra el paso a la democracia de mercado.

Finalmente, una de las fortalezas del SUTEP es precisamente la politización. La democracia sindical solo funciona cuando las bases tienen la información precisa y oportuna para tomar decisiones. Por tanto la construcción de esa decisión pasa obligatoriamente por una evaluación política, producto directo de su formación como ser humano, es decir esta es una parte consustancial de existencia, un derecho que es inalienable e inajenable. Reconocido como un derecho humano por las NN.UU., la OEA y la propia Constitución. Cuando se acusa de politización en realidad se busca que el maestro renuncie a su condición humana, y por tanto su derecho a participar en el manejo de la cosa publica. Tal hecho colisiona directamente con la democracia de mercado, en la medida que la participación termina con la elección, reduciendo el espacio político al parlamento, siendo el resto el espacio de la no política, es decir se convierte a la política en un espacio cerrado a la participación ciudadana. Lo que significa que cualquier reclamo cae en la adjetivización de politización en la medida que invade un espacio que esta vetado, más aún cuando no utiliza los mecanismos institucionales de esta democracia de mercado.

Si la exigencia de participación por parte de la ciudadanía en política es ya un peligro para la democracia de mercado, la exigencia de participación por parte de una organización Sindical como el SUTEP pasa a constituir un verdadero acto subversivo, en la medida que esta se hace desde una base social organizada. Convirtiendo al sindicato en una actor social, una variable obligatoria en el ejercicio del poder, un sector al que hay que consultar la dación de normas y al que hay que enfrentarse si se quiere imponer políticas. Tal hecho significa por tanto que el Sindicato tenga la obligación de tener opiniones acerca de las decisiones políticas del poder, desentrañar los objetivos y adoptar políticas para interrelacionarse con el poder, sea mediante la negociación o la confrontación.

Ahora, el terreno de la politización es también un terreno de disputa, en la medida que el magisterio no es una isla, por tanto esta sujeto a las influencias de su entorno, de su base social y la construcción societal dominante. La politización se expresa desde aquel que sostiene que es apolítico hasta el que esta plenamente “concientizado” en una teoría política. En la medida que el sistema se basa en una democracia de mercado, deviene en superfluo la organización social para participar en democracia, lo que implicaría que su principal sostén: los partidos políticos, se vean obligados a participar en la política “menuda”, es decir en el tejido social. Dado que esto es materialmente imposible, construyen la politización desde los aparatos mediáticos, donde el acercamiento a la política esta marcado por el rechazo a la misma, reduciendo la participación del sujeto solo al reclamo, a la defensa de su individualización y a la perdida de la esperanza. Siendo esta la política de la apolitización, que requieren como requisito para el funcionamiento de la democracia de mercado.

Entonces, la democracia sindical funciona a partir de la politización, donde el ejercicio de los derechos pasan a ser el elemento principal de la misma, derechos que no solo se refieren a la organización que se han dado como sindicato, sino además los que provienen de su condición de ser humano, los mismos que están consagrados en tratados internacionales, la Constitución Política y las leyes. Un segundo peldaño esta dado por la valoración de la sociedad, lo que significa comprender y analizar la estructura social, su igualdad o desigualdad, su equidad o inequidad, y junto a ello como esta estructurado el poder, incidiendo en el estudio de la correlación de fuerzas. No cabe duda que ello configura una puerta enorme de entrada para cuestionar el sistema, denunciar sus injusticias y acusar a quienes detentan el poder. Concluyen que esta politización es peligrosa en la medida que rompe con el vivir el día para dar esperanza que hay un futuro mejor.

Ahora sus esfuerzos están centrados en confundir politización con partidarización, para los operadores del sistema estos son sinónimos, debido a que el primero lleva obligatoriamente al segundo o es resultado de la presencia de un partido en el sindicato. En sociedades modernas la presencia de los partidos en los sindicatos es una muestra de madurez del sistema, en la medida que se busca representar intereses sociales de determinado sector social y porque en los hechos el partido pasa a ser la principal institución de la democracia. Que hay partidos en los sindicatos no esta mal, lo que esta mal es que no haya partidos, y se construyan aristocracias sindicales que terminan convirtiéndose en operadores del poder. El hecho que el partido político participe en el sindicato implica que tiene que someterse a las reglas del sindicato, es decir defender y ampliar los derechos, su no partidarización y la vigencia plena de sus estatutos. Esto impide que el partido político pugne por ganar la hegemonía al interior del sindicado? No, así el 100% de los afiliados a un sindicato sea militante o simpatizante de determinado partido no implica que se actué como partido, debido a que su relación principal se desenvuelve en la condición de estar subordinado, trabajar por un salario y cumplir con el trabajo. Por tanto, el partido político tiene que tener políticas específicas para los sindicatos, no de promesas, sino de cómo coadyuva al fortalecimiento de la organización sindical, a la definición de políticas y al funcionamiento de la democracia sindical. En dicho terreno igualmente se presenta la lucha por la hegemonía. Lo que para la derecha significa que el partido decide por el sindicato, remplaza a los afiliados, manipulando y sometiendo a los mismos. Esta es una percepción que parte que los afiliados a un sindicato son menos que borregos, personas que son fronterizas, lo cual expresa el desprecio que tienen por las personas. La historia ha demostrado que organizaciones sindicales que han incurrido en estas políticas, han desaparecido o se mantienen solo como instrumentos al servicio de la patronal, tal es el caso de la CTP.

1.2 El rol del cambio en la ofensiva reaccionaria

Arriba señalamos que la superconvivencia inventa sus reglas para enfrentar al SUTEP, que no hace uso de las reglas institucionalizadas. Esto se explica a partir de la ejecución de las reformas estructurales del neoliberalismo, es decir, su implementación pasa por su imposición de facto, más aún cuando estas han sido derrotadas casi en toda América Latina, y en el Perú la gesta de Arequipa significo un punto de quiebre para su aplicación. A esto se debe agregar los resultados electorales que colocaron la tendencia al cambio en una condición predominante en la sociedad. Sin embargo, en estas condiciones adversas se busca imponer las reformas estructurales del neoliberalismo.

Si los que miran solo la epidermis, que es la tendencia al cambio, en realidad no están percibiendo el desarrollo de una estrategia que viene siendo aplicada de forma sistemática desde 1990, que ha sufrido sus reveses, de los cuales han aprendido, corregido los errores para continuar su aplicación. Para los que piensen que solo la utilización de los instrumentos mediáticos son suficientes para garantizar la dominación y la perpetuación de la democracia de mercado, se equivocan. Esta también tiene la construcción de sus operadores en el terreno del tejido social, son tres los actores que juegan un rol en la construcción de una sociedad civil a su imagen y semejanza: las ONGs. Las fundaciones internacionales y el Clero. Los primeros tienen el mandato de destruir en el imaginario social la explotación, el poder para ser remplazado por la construcción del consenso, mediante un programa de participación donde el depredador colabora con su presa, desapareciendo con ello la lucha de clases y quien detenta el poder; su obligación es operativizar esta estrategia en los sectores pobres, haciendo de ellos supuestamente actores sociales y constructores de su destino, de allí que también se rechace la presencia de partidos políticos, haciendo del discurso de la corrupción el instrumento para politizarlos en el apoliticismo. Las fundaciones ingresan a la construcción de los cuadros del sistema, ellos forman a los que van a defender el sistema en el terreno de la confrontación de las ideas y van aparecer como los profesionales de altas cualidades, y el clero dará la legitimación de las estas políticas mediante la predica de la sumisión y la perdida de la esperanza en el mundo terrenal. Todo ello ha configurado su “sociedad civil”, por tanto el ejercito mediante el cual encuentra sostén social las ofensivas en contra de los movimientos sociales.

Si bien la tendencia al cambio es un dato de la realidad, el asunto crucial es quien lo operativiza, es decir quien lo usa para sus fines. Precisando con ello en el terreno de la confrontación quien aparece como la fuerza del cambio y quien como la fuerza conservadora. Es claro que las reformas estructurales han cambiado las relaciones en la base social, ellos han sentido el cambio en carne propia, y en el día a día sienten que el cambio los ha colocado en un nuevo terreno. Es claro también que este cambio se ha articulado a las estrategias de sobrevivencia, que unido a una cultura de la pendejada ha creado un entorno en muchos casos favorable al sistema. Entonces el cambio ha tenido resultados que garantizan la viabilidad del sistema, donde la apolitización se ve en la concepción de que “viven de su trabajo”. Esto no significa que la mayoría de peruanos no estén en el “fondo del tacho”, sino que esta ideología dominante les da un imaginario que les permite sobrevivir, precariamente, pero sobreviven. El problema para el sistema se ha presentado cuando esta estrategia de sobrevivencia ha recuperado la lucha social como un componente importante. La presión de la lucha a obligado a la clase dominante a implementar programas de redistribución sea mediante ayuda social, trabajo temporal o la dotación de servicios básicos. Lo cual ha permitido asimilar que existen recursos económicos importantes y que hay sectores poderosos que apropian de los mismos. Ideológicamente se acepta esta apropiación, en la medida que se justifica con la cultura de la pendejada, sin embargo se ve mal que esta apropiación vaya más allá de lo “razonable”, lo que justifica el conflicto y la radicalidad con la que actúan.

Lo primero que se establece en el escenario de la confrontación quien aparece como la fuerza del cambio. En esto se ha demostrado que el magisterio es claramente una fuerza conservadora y “privilegiada”, porque defienden el statu quo en oposición a todos los que han cambiado. Son la muestra del pasado, que se resisten a ingresar al cambio que ofrece el sistema, de allí que son “ociosos, sinvergüenzas y terroristas”.

En esta batalla el magisterio es una fuerza conservadora, lo que en términos de lucha social y política lo coloca en desventaja. De allí que haya sido fácil que los operadores del sistema en el tejido social hayan cumplido sin dificultad su mandato, colocando no solo al profesor sino también a la educación publica en el terreno del fracaso y del pasado, consolidar la separación del profesor de sus alumnos y de los padres de familia, convertir al profesor en el péndelo que se aprovecha de su imagen casi mendicante.

En suma han operativizado el cambio a favor del sistema, como parte del proceso de conquistar una victoria ideológica definitiva del neoliberalismo. Esta experiencia para los operadores del sistema les ha permitido ver, con mayor precisión que es posible, no solo ejecutar las reformas estructurales sino además garantizar la estabilidad del sistema societal en los próximos 20 años. Tal es así que las medidas contra el SUTEP los han colocado al borde del precipicio, ha paralizado a otros sectores y ha logrado el respaldo de los más pobres.

Se requiere entonces recuperar para el SUTEP la condición de ser una fuerza del cambio, por tanto tiene que operativizar esa tendencia en función de construir una fuerza social del cambio. Para ello tiene que establecer un compromiso efectivo con la educación de los hijos del pueblo, ir más allá de sus propias fronteras para convertirse en un sindicado del pueblo. Que vaya construyendo el poder popular como forma de enfrentar los problemas, de buscar soluciones con la eficiencia de la solidaridad.

II. LA ESCUELA

La lucha contra el SUTEP y las fuerzas de izquierda tienen que ver con la escuela. El neoliberalismo avanza a consolidar la desintegración social, destruyendo la pertenencia dentro de una colectividad, para ello busca despersonalizar cada vez más al individuo, destruyendo con ello la posibilidad de apoyarse, de colaborar, de la solidaridad y por lo tanto la busca de una sociedad ideal.

Para lograr la victoria definitiva del neoliberalismo requiere controlar mejor la escuela, no solo para implementar un educación productivista, que permita mejorar la calidad de la mano de obra y que puedan constituirse como trabajadores por cuenta propia, sino además impedir que desde la escuela se geste una alternativa distinta al modelo societal.

Cuando los neoliberales se proponen un nuevo contrato social, parten de la necesidad de “inducir cambios culturales” para formar un “bloque social a favor del cambio” (BM), de allí que las políticas del cambio social que proponen sean:
a) Liberar a la educación y la salud del equilibrio de bajo nivel
b) Gastar más en asistencia social
c) Extender los supuestos beneficios de las AFPs
d) Enfrentar el Boom juvenil

Para esto se ha diseñado instrumentos que atraviesan a estas políticas y vienen a constituir los operadores de la inducción del cambio y la formación de este bloque social. Esta es el establecimiento de:

- definición de estándares
- control de los resultados
- rendición de cuentas

A primera vista parecen inofensivos, pero en realidad lo que buscan es enfrentar pueblo contra pueblo, en busca del eficientismo de la pobreza, donde se tenga como resultado que la gestión publica es ineficiente no por el discurso ideológico, sino por experiencia vivida. En segundo lugar estos instrumentos buscan generar la competencia, legitimando la desigualdad económica, por tanto recurriendo a gasto propio para llenar las distancias que deja la competencia, es decir el gasto de la formación será cada vez más del los padres de familia que del Estado, en tercer lugar la plena privatización de los derechos, con ello se precariza la relación laboral y se comercializan los derechos, y cuarto lugar esto será considerado como un proceso natural, producto de la construcción social a la que han sido inducidos, por tanto la defensa de la privatización, haciendo socialmente sostenibles las mismas, mediante la participación en la condición de usuarios, consistiendo que lo privado es mejor que los publico.

Para los neoliberales la construcción de este contrato social y la aplicación de su política e instrumentos tienen como eje a la escuela. En la medida que como lo señala Alain Touraine: “la escuela es la institución básica, de la misma manera que en su tiempo lo fueron el taller o la fabrica, la iglesia, el parlamento… Ahora la célula fundamental de nuestra sociedad es la escuela. El resto son apéndices”. Y en esta institución básica, principal, de la sociedad son básicamente dos actores los que juegan como los elementos más importantes: el alumno y el maestro. Donde la escuela esta orientada básicamente hacia el alumno, reconociendo a un ser humano que no viene a socializarse, sino que ya esta socializado, que no viene a construir su personalidad sino ejercer la misma, por tanto el rol de la escuela es darle futuro, que existe un futuro que el debe construir. En esta tarea el rol principal lo cumple el maestro, tal es así que para Touraine: “la relación entre maestros y alumnos tiene más efectos sobre el resultado académico que el origen social, que también lo tiene. Pero el origen social solo representa una tercera parte del resultado, mientras que la comunicación entre el profesor y el alumno explica los otros dos tercios del resultado escolar y de la vida profesional posterior”.

Si bien, Touraine obvia otros factores que son importantes en países subdesarrollados, no deja de tener razón en cuanto al rol del maestro, más aún cuando, por los hechos, el asume la principal responsabilidad, más inclusive que el propio padre de familia. Todavía subyace en el imaginario popular aquella frase para referirse a un profesor: “saco buenos profesionales”. Por ello, se ha venido de forma sistemática destruyendo al profesor, su autoestima y su rol de líder en la sociedad, para convertirlo en un operador de “enlatados” educativos, que destruyan la comunicación profesor – alumno, que limiten su iniciativa y que se reduzcan solo al dictado de sus clases, sin tener que involucrarse emocionalmente con el futuro de sus alumnos. Esta forma perniciosa termina construyendo “el capital Humano” para que puedan sobrevivir por cuenta propia en el mejor de los casos sino morir en el intento.

Entonces la escuela no es una fábrica de estandarización, sino el fortalecimiento de proyectos individuales, de realización en colectividad y el fortalecimiento de la solidaridad. De allí que se requiera no solo un mayor presupuesto para su regular funcionamiento, sino de que el maestro tenga la libertad de desarrollar su iniciativa como forma de alcanzar resultados óptimos.

A esto es a lo que temen los neoliberales, si la escuela pública se sobrepone y demuestra que es capaz, que tiene éxito, en fondo estará mostrando que la solidaridad es mejor que la competencia y que existe un futuro distinto en la sociedad.

III. POLITICAS

Visto todo lo señalado, proponemos que la política sindical debe renovarse en la siguiente perspectiva:

3.1 de sindicato de maestros a sindicato del pueblo

La representación del maestro debe ser holistica, totalizadora, es decir el sindicato no solo debe preocuparse por su dimensión de profesor, sino además por sus otras actividades, a las que se ha visto obligado a incursionar para sobrevivir. Es bueno trabajar esta representación para ingresar en otros espacios, que establezcan otros vínculos con otros sectores sociales, por tanto la capacidad de representar a través de los maestros a otros que no tienen organización.

El poder de los trabajadores es su organización, aún el magisterio tiene organización, mientras el neoliberalismo a destruido esta en otros sectores sociales, que claman por alguien que los defienda, pero este clamor solo puede tener sentido si es representado, por tanto si es organizado. Como sindicato tendrá dicho mandato, se traducirá en la organización de un bloque social mayor. Siendo el sindicato un componente esencial del mismo.

Llevara junto con la generación de organización, ideología acerca de la democracia, la solución de conflictos, formas de convivencia y de desarrollo de la solidaridad.

3.2 la busca de la justicia social es la base de la democracia

El sindicato tiene dos pilares: la organización y la politización sobre la cual actúa la democracia para conseguir el bienestar. La justicia social define la necesidad de la organización y será esta la que definirá la forma que tomara los mecanismos de democracia. De allí que sea el parámetro que defina las fronteras de la elección sea directa o indirecta.

3.3 construir poder popular

El neoliberalismo ha impuesto que la solución a los problemas de vivir o de sobrevivir sea de carácter individual, por tanto el sindicato no solo debe mostrar que la solidaridad es mucho mejor que la individualidad, tanto en el terreno de la reivindicación, como en el terreno del hacer, es decir que la solidaridad sea también un vehiculo de resolver problemas de lo cotidiano. Esto lleva a un terreno de de gestión, mucho más amplio que lo reivindicativo, que requiere capacidad y honestidad, que son los pilares de una propuesta antisistemica. Ahora, se presenta un espacio macro donde el vacío dejado por los partidos debe ser cubierto por lo social, la experiencia ha demostrado que lo reivindicativo es incapaz de transitar al terreno político, no solo porque no hay discurso político, sino porque no hay una base social preparada para este comportamiento. Por ello la solidaridad se convierte en el instrumento que genera esa base social.

3.4 un sindicato para servir al pueblo de todo corazón

lo cual significa un compromiso ético con al formación de los hijos del pueblo, en este terreno la lucha no solo es desarrollar dicho compromiso, sino además tener como instrumento del mismo de recuperar para la educación la movilidad social en sentido de abajo hacia arriba y no mantener la movilidad horizontal tan caro para el neoliberalismo. Garantizar una educación de calidad para el pueblo es un a de las formas para derrotar el neoliberalismo.

Finalmente, esta propuesta tiene la intención de buscar pistas que nos sirvan para completar el modelo del sindicato clasista y como se articula e integra al movimiento cívico en curso.

Nota: el articulo se escribió en la etapa de ofensiva de Alan y Chang en contra del magisterio. 2006-2007. como observaran esta es otra mirada a un viejo problema.

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